La polémica decisión adoptada por la IAA (Israel Airports Authority) se basa en la necesidad de reducir las emisiones de CO2 en la atmosfera, al igual que la contaminación acústica en las zonas próximas a los aeropuertos.

La medida afectará principalmente al aeropuerto de Tel Aviv, el único que suele recibir aviones de este tipo y supone la desaparición en el país del Boeing 747, el Airbus A340 y el A380 que ya no podrán volver a volar a aeropuertos israelíes, salvo situaciones de emergencia.

Israel no es el primer país que impone restricciones a determinados aviones pero estas restricciones generalmente obedecen  a motivos de edad de las aeronaves, nunca por el número de motores.

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La principal compañía aérea del país, El Al, había decidido en 2019 dejar de volar con su flota de Boeing 747, de los que llegó a tener hasta 26 unidades operativas.

La inusual noticia ha generado críticas  por parte de los defensores de los aviones de 4 motores, quienes justifican su utilización, además de enumerar escenarios más contaminantes en vuelos de aviones de menor tamaño.